Seas o no aficionada a la repostería, ¿quién no ha intentado nunca hacer un bizcocho? Sobre todo, si no eres demasiado hábil con el horno, por ejemplo con la archiconocida receta del Bizcocho de yogur. Por si alguien no la conoce, es la siguiente:
Batir los huevos en un bol e ir añadiendo el azúcar
sin parar de batir.
Añadimos el yogur, el aceite y seguimos batiendo.
Añadimos, por último, la harina con la levadura y
mezclamos.
Engrasamos el molde con un poco de mantequilla y
volcamos en el la masa. La masa debe quedar repartida por igual. Podemos dar
unos ligeros golpecitos con el molde contra la encimera para repartir mejor la
masa.
Horneamos a 180 ºC durante 35 minutos, con el horno
precalentado 10 minutos antes.
Rápido y fácil de elaborar. El resultado es un
postre muy jugoso.
Otro bizcocho de este tipo, es el Bizcocho borracho. Elaborado
de la misma manera pero añadiendo un poco de ron (una cucharada sopera),
lo que le da un sabor muy dulce. Obviamente podemos añadir cualquier tipo de
aroma a la masa, o una ralladura de limón, en función del gusto de cada uno.
Cuando realizamos esta receta debemos tener cuidado
con el aceite que empleamos, ya que si no es de buena calidad provocaría que el
bizcocho supiera especialmente a aceite, lo que para algunos es un sabor
tradicional, pero para otros puede ser demasiado fuerte. Por eso, podemos
sustituirlo por 50 gr. de mantequilla, o una tarrina de queso mascarpone, por
ejemplo, lo que además añadiría un poco de humedad a la masa y haría que
estuviera aún más jugosa.
Hay mil maneras de realizar un bizcocho, otras
tantas para decorarlo o rellenarlo, por no mencionar la cantidad de moldes que
existen... de todo esto iremos hablando más adelante. Uno de los bizcochos
clásicos que se usan para rellenar es el Bizcocho
genovés. Muy sencillo, solamente lleva huevos, azúcar y harina, por lo que es
bastante seco. Por eso, es ideal para ser regado con almíbar y para rellenar
con crema.
Continuará...
Srta.
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